Se fue. El hecho era inminente desde que Chivas perdió ante Tijuana. José Manuel de la Torre no dio muestras de salvarlo y fue despedido. Para que esto sucediera hay cinco razones contundentes. Revisémosla.
Los resultados no se dieron
Independientemente de las formas, el triunfo no llegó a Chivas. El torneo pasado se le criticó el estilo, pero los resultados se le estaban dando. Que llegara a las semifinales fue razón suficiente para mantenerlo en el cargo.
Su juego no convenció
Si las formas hubieran sido mejores, los directivos podían haberle dado el beneficio de la duda. Desafortunadamente para él, Chivas no mostraba un estilo que agradara a la afición o que invitara a pensar que los resultados tarde o temprano se darían.
Nunca quiso cambiar el estilo
Igual que en la Selección Mexicana, en Chivas no quiso cambiar la forma. Los resultados no se daban y él quiso morirse con la suya. Esta vez cometió el mismo error y el equipo lo padeció. Llegaron las críticas y él no cambió.
Dejó a Chivas en una situación comprometedora
Si Chivas no estuviera en problemas de descenso, la continuidad pudo ser la solución para mejorar. El problema es que de continuar así, la única respuesta sería apelar al mal momento de Dorados para evitar la quema.
No pudo ayudar a que sus referentes se mostraran como tales
El caso de Ángel Reyna es el mejor ejemplo de que él y los referentes no se llevan del todo bien. Sólo Omar Bravo respondió a lo que de él se esperaba. Marco Fabián e Israel Castro tampoco fueron las figuras que el equipo necesitaba.