Como castigo, el estadio del Rad de Belgrado fue cerrado temporalmente, por los gritos racistas del pasado domingo hacia el jugador brasileño Everton Luiz, quien salió del campo llorando por los insultos que recibió.
El director de la Liga, Vladimir Bulatovic, ordenó que el lugar fuera clausurado hasta que se tenga una decisión definitiva de la comisión disciplinaria de la Federación de Fútbol de Serbia.
El equipo Partizan condenó los actos, y dijo que “no sólo es racista, sino que también representa un acto de odio hacia el club y todos los ciudadanos de Serbia”.