Por José Javier
Seguramente se preguntarán quién en el planeta puede odiar ver un partido de Champions League. Suena casi imposible, ¿verdad? Pero con José Mourinho es posible.
Es casi un hecho que no verá el juego porque se puede enfermar de puro coraje. Por un lado estará su ex equipo, Chelsea, con un entrenador al que no puede ver ni en pintura. El puro nombre de Antonio Conte le produce indigestión. Ambos se han dicho de todo en la Premier League. El italiano le cantó al portugués que padece “demencia senil” y el otro le respondió que él no amañó partidos. Se tundieron duro a pura palabra. Vaya, no puede haber amistad entre los dos.
Por el otro estará Barcelona, equipo que le causa pesadillas, sobre todo por aquel famoso 5-0 que le propinó cuando era técnico del Real Madrid. Ver la camiseta blaugrana le da dolor de cabeza, incluso puede provocarle agruras. El simple hecho de pensar en un club que hizo grande a uno de sus rivales sagrados como Josep Guardiola, le repugna.
De plano, the Special One tendrá que pedirle a uno de sus auxiliares que le cuente cómo fue el partido. Por mucho que ame el futbol, Mourinho ni de broma podrá disfrutar de un espectáculo que solamente le causa náuseas.