Por Alan Martínez Mont
Día triste para la universidad, día triste para el estado de Puebla, día triste para el futbol mexicano. Se nos va el famoso quinto grande, el club que nos dio la prueba de que con trabajo y esfuerzo, con ganas y sueños, todo es posible. Ante el rival del estado, en el clásico poblano y con derrota se despide de primera división los Lobos BUAP, equipo que hizo vibrar a todos los universitarios.
Se va a extrañar en Ciudad Universitaria que cada 15 días llegue un equipo al estadio, todo ese ambiente futbolero que se vivía entre la comunidad de la BUAP. Abogados y médicos, arquitectos y también ingenieros extrañaremos la pasión que se vivía cada que un equipo pisaba las tierras universitarias.
Todavía recordamos con gran alegría hace casi un año cuando primero contra Dorados y más tarde contra Bravos logramos esa hazaña que parecía imposible, de la mano de nuestro querido Rafa Puente Jr. que nos hizo alcanzar el cielo y festejar en rectoría ese tan preciado título, ese anhelado ascenso a primera división.
Pero todo tiene un final y para Lobos BUAP ha llegado.
Nos despedimos con la frente en alto porque hicimos respetar la universidad ante los equipos del norte, dimos grandes partidos contra América y Chivas, tuvimos a uno de los killers del torneo como lo es Julian Quiñones y dejamos un ejemplo para creer que en el futbol como en la vida, todo es posible.
Nada que reprocharte directiva, que pese la errónea decisión de sacar a Rafa Puente del puesto, entendemos que todos cometemos errores y sabemos que en un torneo primerizo, la presión es aún más grande. Tampoco tenemos nada que reprochar a los jugadores, que partido a partido se partieron el alma en el campo, sudando la camiseta y haciendo respetar a la BUAP, aunque a veces las cosas no salen como uno quisiera.
Nuestro futuro es incierto en el futbol mexicano, pero como aficionado y estudiante de la máxima casa de estudios de Puebla, a nombre de todos mis compañeros, te damos gracias Lobos, por brindarnos un año en el mejor futbol de México, por cada gol que nos regalaste y por cada tarde inolvidable en el Estadio Olímpico. ¡Gracias Lobos, y venga, que esperamos pronto tu regreso!