Por Gabriel Mendoza
Gracias a sus últimos resultados, el Ame dejó de ser favorito para llevarse el título. Falta de gol, lesiones, sin idea clara de juego y poca aportación de los jugadores de banca, son factores que han hecho ver más lejana la posibilidad de otro campeonato para las Águilas.
Desde la victoria 2-1 ante Chivas, el equipo de Miguel Herrera bajó su rendimiento. De los últimos cuatro partidos sólo pudo conseguir una apretada victoria de 1-0 contra Santos. Por si fuera poco apenas pudieron anotar dos goles, ¡y ni siquiera los hicieron sus delanteros! Eso sin tomar en cuenta el ridículo que hicieron en la semifinal de Copa contra Monterrey.
A este equipo le falta hambre de ganar los partidos. Parece que sus figuras sólo se crecen cuando tienen de rival a Pumas, Chivas o Cruz Azul. Atrás quedaron los desbordes y jugadas vistosas de Cecilio Domínguez, así como la ilusión que generaba Diego Lainez cada vez que entraba al campo o le tocaba ser titular. La notable mejoría en el juego de Darwin Quintero y la entrega de Oribe Peralta tampoco son argumentos suficientes para creer que le pueden hacer partido a Tigres o Monterrey, los dos favoritos en la Liguilla.
El ejemplo más claro del mal momento del América puede reflejarse en dos elementos. Por un lado está Silvio Romero, quien no ha anotado gol desde hace varios partidos y su aporte al equipo ha sido nulo. Por el otro, el portero Agustín Marchesín, figura que los ha salvado en más de una ocasión. De no ser por el arquero, seguramente el Ame no hubiera terminado dentro de los primeros cuatro de la tabla general.
Si bien América es favorito en la eliminatoria contra Cruz Azul, el Piojo tiene que encontrar la manera de volver a jugar como al inicio de torneo, conectar a sus jugadores clave y recuperar el espíritu ganador que un club grande debe tener. Es momento de demostrar de qué están hechos los de Coapa. Ya no es aceptable culpar a los árbitros, al campo de juego o a las convocatorias de seleccionados por su desempeño.