Por: Ángel Armando Castellanos
No se trata de dos derrotas consecutivas. Tampoco de haber marcado sólo un gol en ambos duelos. Sino de actitud y aptitud. En el futbol actual de nada sirve correr sino se termina bien cada jugada. Mucho menos es viable tratar de ganar con llegadas únicamente al arranque y al cierre del partido.
El problema cementero pasa por la incapacidad. La de Agustín Manzo por contratar a una superestrella paraguaya, nunca pasó de promesa en Europa (Roque Santa Cruz), y a un colombiano lesionado (Carlos Lizarazo) para suplir a dos jugadores que, si bien nunca explotaron, al menos ofrecían cierta regularidad.
Igual de incapaz es Luis Fernando Tena, quien en su afán por mantener el orden prefirió habilitar a Xavier Báez de volante por derecha y dejarle toda la responsabilidad ofensiva a un jugador que corre mucho mejor de lo que define jugadas (Joao Rojas). En la cantera cementera, da la impresión, no hay un jugador con las características de Gerardo Lugo, César Villaluz o Javier Aquino, quienes ocuparon la parcela diestra de buen modo.
¿Es tan complicado planear la temporada; dejar de depender de la inspiración del cada vez más veterano Christian Giménez y de las atajadas de Jesús Corona? ¿De verdad el Flaco tiene tan poca autoestima como para permitir que la directiva le pasara por encima en algo que al final le iba a afectar?
Bien vale la pena hacer una comparación entre un maestro de obra, quien recibe materiales de baja calidad para mezclar e improvisar algo parecido a una construcción decente, y Luis Fernando Tena. Al final, los acabados que le está dando al equipo apenas alcanzan para vivir en la zona media-alta de la clasificación, no supo pedir jugadores y aceptó lo que le dieron.
Preguntémosle al Flaco si la directiva no le está haciendo un “flaco” favor al exigirle resultados después de obligarlo a aceptar los refuerzos traídos por Agústín Manzo y con los que él no está trabajando.