Por Hugo Eduardo Milian
Para aquellos que llevan el futbol en el corazón, cualquier pared funciona como portería, cualquier piedrita como balón. Inolvidables aquellos momentos de nuestra infancia donde el terreno ideal para el partido era la calle. Cualquier lugar es bueno para desbordar nuestra pasión por el juego, pero aquí les presento otras opciones donde estaría de lujo echar la cascarita.
CANCHA DE LOS SúPER CAMPEONES
Quien de morrito no intentó el tiro del halcón o el tiro del tigre, no tuvo infancia. Las aventuras de Oliver Atom en el Niupi eran nuestra delicia frente al televisor. Aunque tardaba como 20 capítulos en realizar una chilena, además de recordar toda su vida antes de hacer el tiro. Ver sus peripecias en esas canchas que parecen infinitas, hacen que se nos antoje armar ahí la reta.
PLANETA NAMEK DE DRAGON BALL
Viajar al planeta nacido de la mente del dibujante Akira Toriyama tendría una motivación muy sencilla: resulta que Namek gira alrededor de tres soles, por lo que no existe la noche. Nunca más los partidos se acabarían porque “ya no se ve la pelota”. Adiós al grito de nuestra mamá “Luisito, ya métete, ya se hizo tarde”.
SALÓN RECREATIVO DE FUTBOLITOS
Por si no quieres embarcarte en un viaje interestelar, además el esfuerzo físico no es lo tuyo, no te preocupes, acá está tu opción. Invita a tus tres mejores amigos para hacer un dos contra dos. Si encuentras un futbolito de los que traen narrador se va a poner más intensa la cosa. Sólo recuerda la regla: el que pierde pone el peso siguiente.
COLISEO ROMANO
¿Imaginas estar ahí en la época del emperador Tito Vespasiano? 22 jugadores, sólo el equipo vencedor conserva la vida. Un reto exclusivo para aquellos juanáticos que sienten que reparten el queso en el barrio. Si eres pata de palo como tu servidor, mejor pasa a la siguiente recomendación.
LA PLAYA
Patear la pelota, mientras sientes la brisa del mar en tu rostro es una sensación única. La suavidad de la arena te resta velocidad -de por sí uno ni corre- pero permite barrerse sin temor a raspones. Las olas funcionan como maravilloso recogebalón al que no hay que gritarle “bolita por favor”.
ESTADIO AZTECA
El más grande templo del futbol mexicano. Su césped fue bendecido por la magia de Pelé en 1970 y Maradona en 1986. Como mexicanos futboleros, uno de los sueños que tenemos es pisar esa cancha, meter un gol, escuchar el rugido del Azteca por causa nuestra. Un partido ahí con nuestros cuates sería algo memorable.
Juanático ¿a ti en qué lugar te latería sacar tu magia?