Por Alberto Alvarez
Ya viene el clásico de la capital, las apuestas entre Pumas y Águilas van a estar al por mayor. Para evitar aquellas donde el perdedor debe pasear con correa -que no es mala idea- nos pusimos a pensar en cinco que puedes hacer con tus compas para que al pagarlas contribuyan con un bien a la sociedad o de perdido, ya no estés de solterón.
1. Una comida para alguien que lo necesite
Por mucho la mejor de todas. A veces no se trata de ganar o perder, sino de tener una acción con los demás; en la cancha y en la vida siempre será bien visto alguien que es lo suficientemente humilde como para entregar algo de él sin recibir nada a cambio. Imagina que el dolor por la derrota se convierta en una comida chida para alguien que la necesita, ¿suena bien no?
2. Pagar la visita
Aplica perfecto si tu morro o morra es aficionado al equipo contrario. Consiste en apostar todos los gastos pagados de la otra persona (transporte, entrada, comida y bebida) en el próximo partido que los enfrente. Si se llegaran a encontrar en la final, desde aquí les envío mis condolencias y el dato de mi asesor económico.
3. Mes de consola libre
No será válido el orden de edades y jerarquías. Si te tocó ser el hermano más chico de tres pumas, imagina el poder que tendrías si apuestas tus horas de uso contra las de ellos. Seguro ya te viste jugando FIFA sin los gandalladas de tus carnales. Solo te recordamos que si llegas a perder, el tiempo libre -que seguro será mucho- dedícalo a algo de provecho.
4. La clave del WiFi
Todo amigo godín necesita apostar esto, el tesoro más preciado de una oficina, de una escuela o prácticamente cualquier lugar que se diga civilizado… el Internet. Si confías a muerte en tu equipo te puedes rifar esta apuesta que implica la vida misma, pues necesitarás equilibrar ese poder con algo igual de importante, que bien podría ser, hacer lo que esa persona te pida por un par de días, obvio sin meterte en broncas, perder la chamba o que te pongan un reporte.
5. La playera
La vieja confiable, siempre podrás regalar una playera, pero que tal si esta vez ubicas a alguien que la pase mal económicamente y que sabes ama los colores del equipo rival y le das ese detallazo. Imagina su cara de felicidad, sería tan bueno que quizá olvidarías por un momento que perdiste una apuesta.