Por Alejandro Miranda
Este domingo estaba inundado de clásicos, entre ellos el de Merseyside, Liverpool contra Everton. Fue un partido que prometía sacar chispas, aunque al final no hubo nada para nadie. Existieron factores que influyeron en el juego.
1. El clima
Al igual que aquí en México, un buen partido se vio opacado por el clima. Ya es diciembre, ya es invierno. La nieve y el frío calan en Inglaterra. El balón se movió con dificultad. La nevisca molestó a veces a los futbolistas. Eso no impidió ver un buen ambiente en las gradas.
2. Liverpool se llevó el estado anímico al vestidor
Eran locales. Debían pegar primero y así fue. ¡Qué mejor que hacerlo a escasos minutos del final! El señor Salah apareció con una gran jugada de su equipo para definir con deleite y meterla en todo el ángulo superior de la portería rival. Un golazo. Se fueron con la ventaja al vestuario.
3. Presión del Everton
En todo el segundo tiempo se salvaron de recibir dos goles más. Es por eso que despertaron, reaccionaron y se fueron con todo al ataque. Adelantaron líneas en busca del empate. Todo rindió frutos al 77 por un penal bien ejecutado de Wayne Rooney.
4. la pasión desbordada
En un derby hasta la afición debe dejar todo. Así sucedió Cada afición puso de su parte para hacer olvidar el frío y las escasas opción de gol. Los de Liverpool siendo locales terminaron agüitados porque el empate no estaba en sus pronósticos.
5. Firmino y Coutinho, otra vez en la banca
Otra vez Klopp se volvió loco al no mandarlos como titulares. Ellos deben estar en el once para marcar diferencia y dejar cuentas claras desde un principio. Los Reds se van arrepentir por dejar a estos cracks sentados en partidos importantes.