Por Eder Domínguez
Todavía nos pesa en el alma su pronta despedida del futbol. La culpa de todo la tienen las lesiones que nunca lo dejaron en paz. Nada más para que se den una idea: durante su carrera estuvo fuera de las canchas 488 días, en los que se perdió 65 partidos oficiales. ¿Ustedes saben lo frustrante que es eso? Es en esos momentos donde mejor aprovechamos nuestra habilidad para dirigir al equipo que amamos desde fuera del campo.
Justo eso hacía Kaká. Por eso esta semana, cuando un diario de Polonia le preguntó si se veía dirigiendo en un futuro al equipo rossonero, no lo pensó para contestar: “¿Por qué no? Todavía llevo al Milán en el corazón”. Así que tal vez pronto lo veamos de regreso, aunque sería como entrenador. Son tantas nuestras ganas de que retorne que aquí les damos razones para creer que es posible.
1. El glorioso 2007
La última vez que el Milán ganó una Champions coincide con el año más importante en la carrera de Kaká. Juntos llegaron a la final en Atenas buscando cobrarle al Liverpool la gloria que les había quitado dos años antes. Todo el equipo salió convencido de evitar que las cosas terminaran igual. Pippo Inzaghi y él fueron los anotadores de los goles de esa tarde de ensueño.
El primero fue un lanzamiento de tiro libre que el italiano desvió y se fue al fondo de las redes. En el segundo lo dejó solo con un pase filtrado para que se hiciera famoso. Ser la cabeza del equipo en ese partido lo llevó a ganar el Balón de Oro y el Futbolista del año en Italia. Además los rossoneros se llevaron la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes.
2. Aprendió de los Mejores
En sus primeros juegos de la Serie A fue dirigido por Carlo Ancelotti. De él aprendió que las Orejonas se deben de ganar como jugador y como director técnico. También entendió la importancia del contragolpe, el orden y el fair play.
Cualidades similares a las que le inculcó Manuel Pellegrini, pero sin tantos contraataques. No es casualidad que el Madrid haya recurrido a esta pareja cuando más sufría y para jugarle de tú por tú al Barcelona de Pep Guardiola.
Cosa contraria a lo que vivió los años siguientes bajo la dirección de José Mourinho. Del Special One más bien absorbió cómo enfrentarse a la prensa, ese monstruo que disfruta ver llegar y salir técnicos de aquí y de allá. Traducido al campo de juego significa defenderse casi como sea.
Cuando volvió a Milán tuvo la posibilidad de aprender con otro de los mejores entrenadores de la actualidad, Massimiliano Allegri, cuya filosofía algunos han resumido como “orden en defensa e imaginación en ataque”.
Y ni qué decir del técnico que lo debutó en su selección nacional, Luiz Felipe Scolari, en el 2001. Un año después lo llevó al Mundial de Corea-Japón. No le dio tanta participación, pero lo hizo campeón del mundo con la canarinha más alegre de la historia.
3. Los mediocampistas y su visión de juego
En su viaje por Polonia dejó dicho que si alguna vez fuera entrenador le gustaría ir por el camino que dejó Zidane. Considera que su paso del campo al banquillo es un modelo a seguir.
El brasileño tiene grandes posibilidades de hacerlo. Al igual que Zizou, Kaká como mediocampista supo observar los movimientos de sus compañeros y pensar mejor en cómo repartir el juego. Todo eso lo prepara para un puesto en la banca, sin embargo, hay que recordar que su estilo no lució tanto como el de Zidane en la liga de España, por ello la mejor opción para el brasileño es la Serie A. En ella, cada vez más, se ha dejado de lado el famoso catenaccio -estilo de futbol muy defensivo-, y se privilegian las tácticas más abiertas en donde luciría la visión que formó como jugador.
Todo esto nos hace pensar que será un gran entrenador y qué mejor que con el club de sus amores, al que llegó por primera ocasión en el 2003, donde hizo 104 goles y 55 asistencias en 306 partidos.
Juanáticos, estoy seguro que a ustedes también les gustaría verlo en una final de Champions desde el banquillo. No nos queda más que esperar a que esto suceda porque, se los puedo firmar, va a suceder.