Desde su tremendo paso por el Real Madrid, Sergio Ramos se ha ganado el título de “jugador duro” por no decirlo con otras palabras no tan amables. La realidad es que Sergio está orgulloso de eso, y es que es un auténtico bulldozer.

El ex capi del Madrid es ese jugador que sí puede aplicar la de “o pasa el balón, o pasa el jugador” lo va a hacer. Para Sergio cada jugada es una guerra, no por nada fue el mejor central del mundo durante un muy largo rato.

Resulta que el PSG se estaba rifando un tiro con el Reims en la Ligue 1, cuando Verratti cometió una dura falta. Pero el árbitro amonestó a Sergio Ramos, pero ¿qué creen? ¡Sergio Ramos ya estaba amonestado! Esto provocó que el árbitro le mostrara la tarjetita roja. Rápidamente, Verratti le dijo al profe que él había sido el que había hecho la falta. El profe amonestó a Marco, pero no le quito la amarilla a Ramos; así que “con la cola entre las patas” Ramos se tuvo que ir a bañar temprano después de esta injusticia.

Sergio Ramos se acerca al récord de tarjetas rojas

Con esta tarjeta roja, Sergio Ramos llegó a 28 expulsiones en su carrera dejando el empate en segunda posición que tenía con Cyril Rool con 27 expulsiones. De esta manera, Sergio se queda con la segunda posición con 28 expulsiones y cada vez se acerca más al récord de Gerardo Bedoya con 46 tarjetitas rojas.

Aunque se ve un poco lejano, uno nunca sabe, y en una de esas a Ramos se le ocurre ir por ese récord y se dedica a repartir leña sabroso; con eso de que casi no se le da. ¿Logrará este curioso récord Sergio Ramos?

¿Cómo le fue al PSG frente al Reims?

El PSG tuvo una amarga visita al Reims y sólo pudo sacar un puntito en un empate 0-0 bastante rocoso. Los docs. del PSG anunciaron a media semana que Messi no jugaría porque se lesionó en el partido de Champions. A esto, Neymar arrancó comiendo banca, por lo que toda la responsabilidad del ataque la tenía la tortuga, Kylian Mbappé.

Claro que Ney entró al partido, pero no bastó su magia para poder encontrar el gol que les diera los tres puntos al PSG. Ni modo Jeques, se quedaron con las ganas.