Por: Roberto Quintanar
La imagen del automóvil deportivo de Floyd Mayweather Jr. circulaba por las redes sociales aquel día de enero. El rojo deslumbrante de un costoso Ferrari dejaba boquiabiertos nuevamente a aquellos que apenas podrían imaginar la cantidad de dinero que posee el que es hoy por hoy considerado el mejor boxeador libra por libra.
Una y otra vez lo hace de esta forma, restregando al mundo sus posesiones a través de sus redes sociales, que son una extensión de la personalidad de Money… un tipo excéntrico en toda la extensión de la palabra.
Lejos de todo eso está su perfecto contrapunto, el hombre que disfruta siendo el máximo ídolo deportivo en la historia de un país pobre como lo es Filipinas. Es Manny Pacquiao, quien se entrega a su gente más allá del cuadrilátero y cuyas máximas excentricidades son el canto, uno de sus entretenimientos predilectos, y jugar baloncesto, su actividad deportiva más querida después del boxeo.
El próximo 2 de mayo, estos dos púgiles darán al mundo la pelea que todos esperaban. No se trata únicamente de las ya muy comentadas diferencias de estilo, resumidas en lo propositivo, veloz y agresivo del filipino y la estrategia cerebral, defensiva y pragmática del estadounidense; tampoco es sólo el hecho de que ambos sean considerados los mejores de la época que les tocó vivir como boxeadores. Este pleito va más allá; el contraste en sus personalidades y estilo de vida, además de las realidades que viven como ciudadanos de sus naciones; es también el congresista que lucha contra la trata de personas frente al hombre que gasta sin sonrojo las grandes cantidades de dinero; es el héroe de un pueblo frente al orgullo y arrogancia de un hombre siempre polémico; es un atleta que ha dejado muchas dudas desde su derrota contra Juan Manuel Márquez enfrentando al coloso que parece invencible; es la pelea que generará más dinero que ninguna otra, cantidades que todavía no son exactas pero que únicamente en la bolsa entregará 300 millones de dólares.
Estos aderezos han elevado la expectativa y convertido el combate en uno de los más publicitados de la historia. Aun sin saber si el pleito corresponderá a lo que se espera de éste, sobran motivos que justifican éste como el evento boxístico más importante en lo que va del siglo XXI.
Mayweather vs. Pacquiao. No es una moneda al aire… el que salga esa noche con los puños en alto, se ganará el derecho a ser llamado “el mejor” sin dejar siquiera una pizca de dudas. ¡Que suene la campana!