La tensión invade Zúrich. Joseph Blatter pidió un momento de reflexión para cerrar filas sobre los tiempos difíciles que atraviesa el 65 Congreso de la FIFA después del escándalo de sobornos, corrupción y blanqueo de dinero en el que están involucrados varios dirigentes del organismo. Asimismo, aceptó ser el único responsable de los hechos, junto al Comité que precede.
“He hablado de dar un giro, debemos cerrar filas e ir hacia adelante. Acepto que el presidente de la FIFA es el responsable de todo. Quiero compartir esta responsabilidad con ustedes, o al menos con el Comité Ejecutivo, pero no podemos controlar permanentemente a todos los que están en el fútbol“, comentó durante el informe de su cierre de mandato.
La atención se centra en Blatter. Los ojos del mundo miran al hombre nacido en Valais, Suiza, en espera que pueda prescindir de su cargo en las próximas horas. Pero Sepp, como lo apodan sus amigos, no parece quitar el dedo del renglón y se mantiene con el propósito de seguir al frente del máximo organismo rector del futbol, puesto que ha mantenido tras 17 años.
“Los próximos meses no serán fáciles. Estoy seguro de que saldrán más cosas malas, pero es necesario empezar a restaurar la confianza”, comentó ayer, quizá con la idea de que puedan salir al descubierto más revelaciones sobre las investigaciones realizadas por el FBI.
A mediodía, justo antes del inicio del Congreso de la FIFA, la policía confirmó una amenaza de bomba. El aviso causó un retraso y obligó a desalojar la sala donde se llevará acabo las elecciones. Tras confirmarse que era una falsa alarma todo regresó a la normalidad.