El Barcelona es un polvorín y pese a que en las últimas horas ha saltado por los aires la estructura deportiva del club, parece que la gran explosión está por llegar. El cese de Zubizarreta como director deportivo y la de Puyol como segundo de abordo, no es más que la punta del iceberg que asoma y que promete llevar a la entidad azulgrana a una más que complicada temporada.
En el fondo de toda esta tormenta desatada se sitúan el presidente Bartomeu, Leo Messi y Luis Enrique. El primero parece aferrarse a una presidencia para la que muchos no está legitimado. El presidente electo fue Rosell y ahora tiene el bastón de mando por el adiós del expresidente hace casi un año. Bartomeu era, curiosamente, el responsable deportivo en el momento en el que la dirección del club fichó niños de manera ilícita. Curioso.
Leo Messi decidió este lunes no entrenarse con sus compañeros en el día en el que la afición podía acercarse a sus ídolos. Una gastroenteritis fue la causa esgrimida, pero todos apuntan al cabreo que le causó la suplencia de Anoeta. No es la primera ausencia extraña del argentino. Ya sucedió con Guardiola, pero la de la mañana del lunes, deja todo tipo de dudas.
Es mas, el futuro de Leo Messi parece cada día más alejado del Camp Nou. Los rumores apuntan a una salida en el próximo verano y ven a la posible vuelta de Joan Laporta (la convocatoria de elecciones parece segura) como única posibilidad de que Messi continúe un año mas vestido de azulgrana.
En cuanto a Luis Enrique, la confianza en el asturiano ha desaparecido por completo. Incluso, la afición le dio la espalda en el día de puertas abiertas. La derrota en Anoeta ha sido el detonante para que toda la prensa catalana le coloque en la rampa de salida de la entidad azulgrana. Los jugadores han desconectado y, teniendo en cuenta que Zubiarreta y Puyol eran sus apoyos dentro del club, su futuro pinta mas bien negro.