LA NEOZELANDESA PARTICIPÓ EN LA CATEGORÍA DE 87 KILOS DE LA PRUEBA DE HALTEROFILA
Este martes, Laurel Hubbard hizo historia en los Juegos Olímpicos al convertirse en la primera mujer transgénero en competir en cualquier prueba. Aunque falló sus tres intentos de arranque y quedó eliminada, su participación le dio una victoria aún más importante en la lucha por la inclusión.
En 2015 el COI anunció que permitiría a las atletas transgénero participar siempre y cuando su nivel de testosterona estuviera debajo de cierto valor. Aún así, cuando se confirmó que formaría parte de la prueba se generó mucha polémica y controversia ante la duda de si tendría ventaja sobre las demás participantes.
La belga Anna Vanbellinghen había declarado que aunque apoya a la comunidad transgénero lo consideraba injusto y una “broma de mal gusto”. Desde su punto de vista la inclusión no debía promoverse “a expensas de los demás pues impactaba directamente en el deporte y quienes participan en él”.
Pese al resultado, se retiró de la plataforma con la cabeza inclinada en gesto de agradecimiento. Después declaró que aunque no cumplió con los estándares deportivos estaba agradecida con sus seguidores “por todo el amor y el aliento” y con el COI en referencia al cambio en las reglas que le permitieron competir.
Contrario a quienes criticaron su participación, un fuerte sector la apoyaba como un nuevo avance en la inclusión de los Juegos Olímpicos. El presidente del Comité Olímpico neozelandés, Kereyn Smith, resaltó que cumplía los criterios de elegibilidad y que en su país existe una fuerte cultura de inclusión y respeto para todos.