¡Se consumó el fracaso! Una vez más un equipo mexicano protagoniza ante los ojos del mundo un ridículo en el Mundial de Clubes; esta vez, con una versión muy mexicana -la más- del clásico “se murieron de nada”
Con más ilusión que nada, las Chivas comenzaron dando la campanada en los primeros minutos de juego con un gol de Ángel Zaldívar que fue bien manejado en sus primeros 45 minutos en el Mundialito por parte de Pepe Cardozo y sus muchachos; algo increíble con los registros de fracaso y timidez del equipo que lo llevaron hasta el Medio Oriente como un contendiente al título eliminado en su propia liga.
Los 45 restantes… un caos, una pena, un capítulo más de esta moderna historia llamada Chivas, o lo que queda de ellos. Un equipo sin ganas y sin alma que a pesar de tener a sus fieles aficionados en las gradas, no pudieron contra el orden y la seriedad con la que los japoneses afrontaron y comandaron la remontada.
¿Fracaso? ¿De quién? De quien se ilusionó con este equipo, será, porque Chivas fue más de lo mismo, pero en un terreno internacional. Porque Chivas fue el mismo equipo sin agallas que por momentos ofende pero no noquea, el que termina entregando resultados en bandeja de plata.
Este es el mal de Chivas, un equipo lleno de mexicanos que le volvió a mostrar al mundo la que ya se saben sobre nosotros.