Por: José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo
Adolorido por los silbidos de su gente, Simeone viejo mediocampitsa de contención, decidió proteger al delantero novato y lo sentó en la banca. Jiménez se acurrucó entre Gabi y Oblak. De titular en el Bernabéu y el Calderón en la tercera y cuarta fecha, a suplente en el estadio de Los Juegos Mediterráneos en la quinta. Quizá el técnico fue muy de prisa, quizá el atacante no cuesta 10 millones de dólares o quizá, llegó a un equipo grande siendo todavía pequeño. Cualquier juicio en estos tiempos de poca memoria, es arriesgado. Pero la memoria que es corta también es canija y la estadística que es larga, suele ser cabrona. Veintitrés años y 36 goles son pocos para un futbolista con la etiqueta del Atlético, pero son muchos con la del Club América. La diferencia entre la Liga MX, a veces tan fanfarrona y la Liga, para muchos debilucha en Europa, se explica muy bien con la adaptación de Raúl Jiménez al campeón de España.
Pero estábamos con la cabrona estadística. Desde épocas del niño Torres 2002-2003, cuando el Mono Burgos y Simeone todavía eran jugadores del Atlético; ningún delantero se había ido en ceros las cinco primeras jornadas. Raúl Jiménez reinaugura la estadística. Torres (3), Kun Agüero (1), Forlán (2), Diego Costa (1), Falcao (5), David Villa (2) y hasta el “tronco” de Mario Mandzukic (1), marcaron en sus primeras cinco fechas de Liga. Son cinco delanteros foráneos y un canterano: Torres, que debutó con el Atlético en primera con 19 años recién ascendido con el equipo en 2002. Sí, el Atlético de Madrid jugaba en segunda división hace 12 años por si alguien lo había olvidado. Decíamos que la memoria es canija y la estadística, cabrona.
El juego vs Almería transcurrió entre los bostezos del Mono Burgos y la gastritis de Simeone. Aun sin Jiménez en el campo, pero con Griezmann y Raúl García de inicio, en lo único que se parece este Atlético al campeón de Liga es en las jugadas a balón parado. Eso nos remite a Godín (1), Miranda (3) y Tiago (1). De los siete goles que ha marcado el Atlético en la Liga, cuatro han sido de sus centrales. A balón parado el futbol es igual para todos. Pero que Miranda sea el goleador del equipo con tres anotaciones es un síntoma delicado.
Quedan pocas señas de identidad en el juego de Simeone: presión, tensión y contraataque no aparecen. Tampoco quedan restos de su organismo: corazón, pulmón, hígado y fémur no funcionan; salvo los de sus centrales. Los delanteros del Atlético dejaron de crear ocasiones de gol, no es que tuvieran muchas pero hace poco les alcanzaba con dos, incluso con una para marcar. De todo ello está impune Jiménez. A quien tocó la terrible responsabilidad junto a Mandzukic de hacer olvidar a Diego Costa. Un goleador solitario que fabricaba sus propias fantasías. A Jiménez le queda mucha Liga, toda la Copa y algunos partidos de Champions para ambientarse, para sentirse en casa. La confianza de Simeone en él no es que se haya agotado, pero por lo pronto, más que confianza es cuidado. Con el cero a cero metió a Saúl por Suarez y con el 0-1 a Cerci por Griezmann, y a Gabi por Turan. Jiménez no salió a calentar, fue un mensaje del entrenador para la grada. El goleador del América, se quedó en la banca.