El mítico “16” de los Tigres. Ese futbolista que parecía de otro nivel. El que se cargó el equipo al hombro en sus peores y mejores momentos. El único Lucas Lobos.
El elegido en dos ocasiones como Mejor Jugador de la Liga MX (Clausura y Apertura 2011), era un jugador fiel y entregado a los colores. Ejemplo de ello fue en el Clausura 2009 cuando el equipo estuvo a punto de descender y aún así decidió quedarse a luchar por la permanencia. En 2011 tuvo su recompensa cuando se coronó campeón siendo el jugador más importante de la plantilla.
Eso hizo que se ganara el puesto de ídolo, pero los años pasaron y su relación con la directiva hizo que el futbolista se marchara en 2014, la afición lo despidió como un ídolo en el aeropuerto de Monterrey.
Ese lugar que tuvo en la historia felina se ha ido perdiendo torneo tras torneo con las contrataciones de los últimos años (Gignac, Nahuel, Junhino, Vargas), de a poco la afición olvidó a su cuarto mejor goleador en la historia.
Hoy, Lucas Lobos juega en el Club Unidos de Olmos, un equipo amateur de Argentina. Después de ser vitoreado por un estadio completo se tiene que conformar por los aplausos de unos cuantos. Las lesiones lo acecharon, los problemas familiares se hicieron presentes y aunque no se ha retirado del todo, parece que su nombre quedó en el olvido.