Por: Roberto Quintanar
El Hexagonal final de CONCACAF vuelve al Rommel Fernández, ese campo que hace no mucho tiempo vivió la amargura de la derrota más dolorosa en la historia del balompié canalero, cuando su conjunto nacional dejó ir la repesca mundialista en los últimos suspiros.
Ocurrió el fatídico 15 de octubre de 2013. Panamá, como nunca antes, acariciaba la posibilidad de llegar a un Mundial por vez primera en su historia. Brasil 2014 estaba a sólo dos pasos…
El equipo comandado por Julio Dely Valdés saltó a la cancha consciente de lo que necesitaba: vencer al ya calificado equipo de Estados Unidos y esperar una derrota de México en San José contra Costa Rica, que por lo visto hasta entonces en la eliminatoria era algo muy posible.
Con esa consigna, los rojos mordieron con ferocidad desde los primeros compases del juego a los de Klinsmann, que presentó un 11 con tintes alternativos.
A los 18 minutos de juego, el atacante Gabriel Torres, futbolista del Colorado Rapids, abrió el marcador con un derechazo colocado a la esquina baja de la portería defendida por Brad Guzan. La capital panameña estalló en un solo grito emanado del Rommel Fernández.
Una nueva inyección de alegría y esperanzas llegó seis minutos más tarde con las noticias llegadas desde San José. Bryan Ruiz, talentoso atacante tico, puso en ventaja a Costa Rica en el duelo contra México. En ese momento, Panamá se puso en zona de repechaje.
Pero la alegría se convirtió en preocupación muy pronto. Cuando el reloj cronometraba 28 minutos en ambos partidos, Oribe Peralta igualó el marcador para el Tri en el Estadio Nacional.
La incertidumbre no bajó, sin embargo, el ánimo de la afición panameña. Esperanzados en un segundo gol tico y la garra del cuadro canalero para mantener la ventaja, los seguidores apoyaban como nunca a su equipo nacional.
El segundo tiempo trajo nuevas esperanzas y decepciones. Desde Costa Rica llegó la noticia de una nueva ventaja tica gracias a un tanto de Álvaro Saborío… pero segundos más tarde, un córner permitió a Michael Orozco empatar el partido en el Rommel Fernández con un certero cabezazo que dejó helado al público local.
El reloj moría y con él las esperanzas panameñas. Fue entonces, a falta de siete minutos para el final, que apareció Luis Tejada aprovechando un rebote dejado por Brad Guzan. La fiesta estalló en el país centroamericano… mientras tanto, la Selección Mexicana moría de nada, dejando la puerta abierta a Panamá para jugarse el pase al Mundial contra Nueva Zelanda.
La celebración en el Rommel Fernández llegó antes del silbatazo final… y eso fue lo peor que pudo pasar al cuadro local. En el tiempo añadido, Brad Davis recibió el balón por el sector izquierdo y envió un pase medido a Graham Zusi, quien con un inclemente cabezazo acabó con la fiesta canalera.
Por si fuera poco, un minuto más tarde Aron Johannsson se encargó de sepultar toda posibilidad de Panamá con un zapatazo desde las afueras del área.
Esa noche Panamá lloró. Hoy, tres años más tarde, el Hexagonal vuelve a esa misma cancha. La Marea Roja, que inició con una sorprendente victoria en San Pedro Sula, tratará de borrar ese amargo recuerdo contra el equipo al que en esa noche estuvo cerca de eliminar.