Las tierras canadienses no traen los mejores recuerdos para la Selección de México en los últimos 20 años. De hecho, el triunfo más reciente del combinado azteca se dio durante las eliminatorias rumbo al Mundial de Estados Unidos 1994.
A diferencia del juego de esta noche, en ese momento la tensión era máxima, pues se trataba del duelo que definiría al invitado directo al certamen. El equipo perdedor tendría que disputar un repechaje contra Australia y, en caso de ganarlo, pasar todavía otra serie nada menos que frente a Argentina, el cuadro subcampeón del mundo.
Para México, que no había asistido a la Copa del Mundo de Italia 1990 debido a la vergüenza de los cachirules, esta era una oportunidad de oro para volver a tener un romance con su afición y regresar a la máxima competencia de selecciones por la puerta grande.
La mesa parecía servida para el cuadro entonces dirigido por Miguel Mejía Barón. A pesar de su condición de visitante, al Tri le bastaba un empate para clasificar por estar mejor posicionado que su oponente (ocho puntos contra siete de los canadienses). Sin embargo, una derrota echaría por la borda el buen trabajo realizado a lo largo del pentagonal.
El inicio del duelo celebrado en el Varsity Stadium de Toronto no pudo ser peor para el equipo azteca. Los canadienses convirtieron su primera gran oportunidad al minuto 17 con un cabezazo del inevitable Alex Bunbury. Un balde de agua fría cayó sobre los seleccionados nacionales, que parecían ser presa de los nervios luego de esa acción.
El dominio estratégico de los canadienses se extendió por casi 20 minutos, hasta que una jugada enredada entre Patiño y Hugo Sánchez permitió al Pentapichichi igualar el duelo al 36'. A partir de ese momento, el partido pasó a manos de los mexicanos, pero la tensión seguía siendo máxima, pues cada arribo del cuadro rojo sacudía los corazones de la fanaticada mexicana.
Todo cambió en la recta final del encuentro, cuando Luis Flores se internó por la banda derecha y envió un pase raso a Hugo, quien a su vez extendió el balón al veterano Francisco Javier Cruz. El Abuelo sólo tuvo que empujar el esférico a las redes. Los gritos de gol retumbaron en Toronto y en cada uno de los hogares mexicanos que sintonizaban el duelo vital aquella calurosa tarde.
Con el silbatazo final y el canto de “nos vamos al mundial”, la Selección de México cerró uno de sus capítulos más emotivos.
Casi 23 años más tarde, una nueva generación de futbolistas tratará de hacer lo que desde aquel entonces no logra un combinado tricolor: ganar en Canadá.