Por: Roberto Quintanar
El fracaso en el Preolímpico se veía venir. Los indicios eran claros desde tiempo atrás, cuando Charlyn Corral puso el dedo en la llaga luego de que la Selección Femenil de México tuviese un Mundial para el olvido en 2015: “Estamos un poquito atrasados”, manifestó.
Sus declaraciones fueron tomadas por el entrenador nacional, Leonardo Cuéllar, como un ataque personal más que una postura estrictamente balompédica. Fue hasta ese momento en que verdaderamente se evidenciaron las fracturas y problemas existentes en el seno del Tri Femenil debido a la larga estancia del estratega al mando del timón tricolor.
La enorme importancia de Cuéllar en torno al renacimiento del balompié para mujeres en nuestro país es innegable. Sin embargo, el personaje actual comienza a pisotear su propia figura y peso histórico al actuar como un señor feudal y tomar revanchas y decisiones inexplicables.
Una de esas decisiones sin justificación se dio antes del Preolímpico que este día terminó para México: dejar fuera de la Selección a la mejor jugadora de la Liga de España, Charlyn Corral, y a elementos del peso de la defensa Kenti Robles (Atlético de Madrid) y la portera Pamela Tajonar (Sevilla).
El seleccionador respondió siempre de la misma forma cuando la prensa le cuestionaba el asunto: “razones deportivas”. ¿Qué motivo deportivo puede existir para dejar fuera a la goleadora de una liga profesional europea? Por supuesto, se trató de un tema personal. Y cuando lo personal rebasa a lo deportivo
El periodista Iván Pérez, colaborador de esta casa editorial, resaltó hace unos días la baja productividad de las Selecciones Femeniles a lo largo de la era Cuéllar (menor al 45% y un descenso continuo en la clasificación de FIFA desde 2011). Comparando esto con el progreso que han tenido otros proyectos de futbol femenil que nacieron casi a la par (como Colombia y Costa Rica), es inevitable la exigencia de un cambio… pero sobre todo, terminar con un ciclo que se ha extendido casi dos décadas sin entregar los resultados esperados y que, por el contrario, ha hecho nacer muchas voces contrarias a su continuidad, entre las que destacan las de Anjuli Ladrón de Guevara, Andrea Radebaugh y la misma Charlyn Corral.
En julio del año pasado, Cuéllar afirmó en una entrevista televisiva que sus días al frente del seleccionado estaban contados: “Ya me voy a ir. Creo que ya es un tema muy obvio; es un paso importante para seguir adelante. Es sentido común; será mañana, en un mes, dos meses…”. El sentido común y la coherencia siguen esperando para hacer su aparición.
Sin embargo, la promesa de una renovación parece haberse maximizado tras este nuevo traspié, pues Decio de María afirmó hace unas semanas que el proyecto de Leonardo Cuéllar se analizaría con base en el torneo Preolímpico.
Lejos han quedado aquellos años cuasi románticos de Tri Femenil que luchaba por emerger. Ya no están Iris Mora, Andrea Radebaugh, Fátima Leyva ni Mónica González, caras de una época muy diferente a la actual. Y sin embargo, todo el terreno ganado parece comenzar a perderse entre estancamientos tácticos y técnicos… y revanchas personales de un hombre que actúa como señor feudal.