Cuando Óscar Conejo Pérez debutó en Primera División el número máximo de futbolistas no nacidos en México que un equipo podía tener era cinco. En el Distrito Federal sólo se podían alinear cuatro al mismo tiempo por un decreto presidencial. Hoy hay escuadras que tienen a más de diez foráneos en sus filas. Él critica la situación.
“Ya son muchos extranjeros”, afirma en entrevista con ESPN. Pide que se le ponga un alto al número de futbolistas de otros países que actúan en la Liga MX.
Hace un recuento de su carrera. Disputó dos copas del mundo. La primera en 2002 y la segunda en 2010. Admite que la de Sudáfrica fue una justa complicada para él. “No me podía equivocar porque todo mundo hablaba sobre Memo Ochoa (por la suplencia)”, reconoce. Al mismo tiempo agradece la confianza de Javier Aguirre.
Lo menciona a él y a Enrique Meza. Confiesa que éste último lo marcó. “Fue portero y aprendí muchísimo”, explica. Fue su estratega durante dos etapas en Cruz Azul.
A él le tocó perder dos finales vestido de celeste. La primera desde la cancha. Recibió el gol de Alejandro Glaría en 1999. Nueve años después padeció el tanto de Daniel Ludueña desde la banca.
Reconoce que le da tristeza que el club que lo formó y lo catapultó a la fama no pueda quedar Campeón de Liga. “La presión es mucha y por eso no se consiguen los objetivos”, concluye.