Tiene 45 años, es italiano y la muerte lo rozó en dos ocasiones. Vivió de muy cerca tragedias que impactaron al deporte. Se llama Massimiliano Natalucci. En 1985 estuvo en Heysel durante la estampida que mató a 39 personas previo a la final de la Copa Europea de Campeones. Ayer se presentó en la Sala de Conciertos Bataclan. Sólo sufrió heridas leves.
Lo difunde la prensa de su país. “Tranquilos, estoy bien”, le dijo a sus familiares. Estuvo varias horas tratando de salir del Bataclan. Cuando lo logró sólo tenía rasguños. En ese sitio 82 personas fueron asesinadas por un grupo de la organización ISIS. De acuerdo con su padre, él y su prima (será operada por una herida en el hombro) “tuvieron a un terrorista a menos de tres metros todo el tiempo”.
En 1985 Massimiliano tenía 15 años y se fue a Bruselas con su papá y un tío. La final de la CEC entre el Liverpool y la Juventus era el pretexto. Ese día una avalancha humana mató a 39 personas. Ellos fueron parte de los afortunados en sobrevivir. Esa tragedia vetó de torneos europeos durante cinco años a los clubes ingleses.
La inmortalidad de Natalucci tiene un motivo. Su hermana, de nombre Federica, cuenta que a los ocho años el papa Juan Pablo II le dio un beso en la Plaza de San Pedro (Roma).