Luis Suárez llegó a Uruguay cabizbajo pero a diferencia de lo que todos podrían pensar, fue recibido como un mártir. Para sus compatriotas la suspensión de nueve partidos que le asignó la FIFA por morder al italiano Giorgio Chiellini fue una exageración.
A su llegada a Montevideo una gran multitud coreaba su nombre y el Presidente José Mujica le esperaba atento con una sonrisa. Hasta el mismo jugador se dijo sorprendido por el apoyo de la gente que no le ve como un villano sino como un mártir.