Por: Ángel Armando Castellanos | @aranha_azul
Los goles de gloria en Chivas son obra de refuerzos. Hace nueve años Adolfo Bofo My Angel Bautista le dio a Chivas su último título de liga. Hoy Oswaldo Alanís le da el de Copa. Ninguno es obra de la cantera. Los produjo un club que recién renace: Tecos.
Bastó con un remate de cabeza para que Oswaldo desquitara lo que el Guadalajara pagó por él en el Draft pasado. Su arribo fue cuestionado por la afición. La defensa central se veía sólida con Jair Pereira y Carlos Salcedo. Se rumoró que obedecía a la posible salida de éste último rumbo al futbol europeo.
No pasó. Salcedo se consolidó en la zaga. Oswaldo padeció por las lesiones. En este torneo apenas ha jugado 11 partidos entre Liga y Copa. Ante el León disputó el más importante de su carrera. Fue Campeón con Santos en el Clausura 2015. No jugó la recta final del torneo por salud.
Con Chivas por fin lo logró. Fue Campeón y protagonista en una final. Apuesta de Matías Almeyda para jugar por el título. Tuvo una llegando desde el fondo para rematar. Se levantó. Puso la redonda pegada al palo derecho. William Yarbrough ni se movió. Él y todo Chivas celebraron. 45 años sin ganar la Copa -más allá del tiempo que dejó de jugarse- terminaron con su remate.
Para el club era importante. No sólo por el tiempo sin coronarse en este torneo. Hace seis meses fueron testigos de honor en la despedida de Cuauhtémoc Blanco. Vieron cómo el Puebla festejó. Ellos fueron de visita y regresaron sin nada. Ahora se presentaron en León y el gol de su refuerzo les sirvió para celebrar.