Por Gerardo Lozano
Se cumplieron dos semanas sin que Santos Laguna atienda a la prensa deportiva tras las coloridas declaraciones de Pedro Caixinha en Ciudad Universitaria. El estratega portugués cerró las puertas de la sala de prensa; sólo dejó ver 15 minutos diarios del calentamiento previo a la táctica que ha escondido. No se explica por qué censuró a los medios de Torreón si el conflicto se dio en la capital país.
Hace poco, un ex jugador de Santos Laguna, dijo: “Entre semana es un genio, pero el fin de semana algo le falla”. No se equivoca, los métodos de trabajo de Caixinha son extraordinarios, pero no han terminado de causar efecto.
A falta de una jornada para que terminé la fase regular, los Guerreros están entre el fracaso y la reivindicación. Los albiverdes arrastran un torneo sin liguilla, la eliminación de la Copa MX, y el bajo rendimientos de algunos refuerzos como es el caso de Luis Ángel Mendoza, que venía de ser campeón con América, y de Edson Rivera y Carlos Orrantia.
Pedro tiene un problema en casa. El rol de líder ha sido suprimido. Caixinha erradicó jerárquicas en el seno santista después de que referentes como Oswaldo Sánchez y Juan Pablo Rodríguez partieran. A partir de ahí no hubo un jugador que tomará al toro por los cuernos, aunque cinco jugadores han intentado asumir la responsabilidad: Rafael Figueroa, que no juega; Javier Orozco, que no anota; Rodolfo Salinas, que ha sido irregular; Carlos Izquierdoz, que porta el gafete pero ha ido a la baja; y Oswaldo Alanís, que ha sido llamado a la Seleccionado Nacional pero se ha lesionado con mucha frecuencia.
Los problemas no acaban ahí. La poca producción goleadora de sus delanteros no solo se ha visto reflejada en pérdida de puntos, sino que los centrocampistas han hecho el doble de esfuerzo para generar ocasiones de gol y concretar de cara a portería.
Con más ímpetu que un estilo definido de juego, los de la Comarca pasan por un momento de incertidumbre. No se nota la mano del lusitano en el juego y la mayoría de las ocasiones de gol surgen de jugadas individuales. Hace un mes, Alejandro Irarragorri, presidente de Santos, le daba el ultimátum a Pedro Caixinha. Le exigió calificar a la Liguilla, de lo contrario dejaría de ser el pastor del conjunto lagunero. Si gana al Puebla en la última jornada, califica, si pierde, se despide.