El Clásico serbio brilló por la violencia desatada en las gradas del Rajko Miti? de Belgrado. La batalla campal comenzó en la tribuna cuando las aficiones del Partizán y el Estrella Roja se enfrentaron a golpes.
La batalla campal duró casi una hora hasta que la policía dispersó la riña, no sin antes enfrentar a los hinchas violentas. En la pelea volaron todo tipo de objetos y hubo más de 30 policías heridos y 41 aficionados detenidos.
El árbitro del encuentro tuvo que suspender el partido por falta de garantías en la seguridad de ambos cuadros. Mandó a los jugadores al vestidor hasta que se calmaron los ánimos en la tribuna. El partido terminó empatado sin goles.