¿Qué vamos a hacer sin Eduardo Galeano?, preguntamos este lunes, cuando nos despierta la noticia del fallecimiento del escritor y periodista uruguayo. Conocido por su obra Las venas abiertas de América Latina, partió a los 74 años de edad en su natal Montevideo, a causa del cáncer de pulmón que lo mantuvo internado desde la semana pasada.
Galeano es admirado por sus textos dedicados al documental, la ficción y el periodismo. Sin embargo, para los apasionados del futbol representó la expresión de las emociones que se viven dentro y fuera de una cancha, las palabras precisas para definir el juego que es mucho más que patear un balón. Así lo hizo en El futbol a sol y sombra, texto obligado para cualquiera que se diga seguidor de este deporte.
En cada entrevista al escritor uruguayo no podía faltar el futbol, hace un par de años, en una charla con la revista La garganta poderosa, se refirió a los ídolos argentinos, la incansable comparación de los últimos tiempos: “Siempre se dice que Maradona la llevaba atada, pero Messi la tiene adentro del pie”, comentó.
En aquella ocasión, el narrador y ensayista definió que para la derecha el futbol es “la prueba de que los pobres piensan con los pies”; mientras para la izquierda, “el fútbol tenía la culpa de que el pueblo no pensara. Esa carga de prejuicio, hizo que se descalificara una pasión popular”.
No obstante, sin dejarse llevar por la crítica de los intelectuales en contra del balompié, Eduardo Galeano, fuera de pose alguna, se afirmaba como ferviente aficionado, sólo desde la tribuna, y para eso tenía un buen motivo: “soy bochornosamente un pata de palo. Fui el mejor jugador de mi país y del mundo, pero sólo en sueños, mientras dormía”.
Así que la próxima vez que alguien cuestione su amor por el futbol, citen a Galeano: “como si hubiera gente señalada por el dedo de Dios, para decir cuáles son las alegrías permitidas y cuáles no”.
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