Omar Gato Ortiz fue un guardameta del futbol mexicano, en donde defendió a equipos como los Rayados del Monterrey, Celaya, Jaguares de Chiapas, Necaxa, Atlante, entre otros.
El exportero se encuentra actualmente en prisión, en donde permanece desde hace más de una década, luego de haber recibido una condena por 75 años por secuesto; sin embargo, su vida ha cambiado radicalmente estando en el Centro de Readaptación Social de Cadereyta, en Monterrey, Nuevo León.
Gato Ortiz ahora es pastor desde la prisión
Fue en marzo de 2017 cuando la vida del exfutbolista cambió radicalmente, luego de un motín que hubo en aquel lugar, que dejó 4 personas muertas y 29 heridos, entre ellos Omar Ortiz, quien dejó su pasado atrás y ahora vive una nueva etapa, compartiendo la palabra de Dios dentro de la cárcel.
“La palabra lo dice. La palabra dice ‘conocerás la verdad y la verdad os hará libres’. Yo estoy libre. Mi cuerpo a lo mejor se mantiene en este lugar, pero espiritualmente yo no me enfoco en el lugar donde me encuentro. Hay una palabra que Dios transmite a través de mí, de esa ciudad la cual Dios promete a todos los que vamos a estar con él”
Omar Ortiz a La Afición
PUBLICIDAD
El exportero recuerda que ese día estuvo cerca de perder la vida y desde entonces, decidió entregar su vida a Dios.
“Qué bueno que se echó a perder mi vida, porque con la palabra de Dios, el que pierde su vida, la hallará y hoy tengo mejor vida con Dios, ¿cómo? En ese motín. Yo despierto muy golpeado, me llevaron al hospital y todo. En algunos lugares dijeron ‘mataron al Gato Ortiz’; ahí se murió esa persona. Esa persona en la cual para muchos era agradable, divertida, a lo mejor difícil de tratar, rebelde, enojona”, añadió.
“El futbol quedó atrás”
El exguardameta aseguró que el futbol fue “una etapa que quedó atrás”, pues ahora se enfoca en lo que Dios tiene para él.
Omar Ortiz tiene como principal función la lavandería dentro de prisión, cobrando hasta 15 pesos por cobertor, pero es una actividad que no prioriza, pues ahora está 100 por ciento enfocado en compartir enseñanzas bíblicas. “Tengo la actividad, como se llama aquí en el cereso, de dar servicio de lavandería. Es mi actividad de trabajo, pero la más importante y la que yo dejaría todo, es predicar la palabra”.