Una infraestructura deportiva valuada en 410 millones de euros se ha convertido en cochera de autobuses. El estadio de Brasilia, que albergó el Mundial de Brasil 2014, ahora tiene un nuevo uso como aparcamiento para autobuses y pronto también será sede de oficinas gubernamentales.
Las modificaciones al Estadio Nacional Mané Garrincha costaron 410 millones de euros, por lo que se convierte en uno de los recintos más caros del mundo. Pero después de la Copa del Mundo no le encuentran un uso que valga la pena, pues no hay equipos de peso que puedan llenar las 72.000 sillas de sus tribunas.
Es por eso que las autoridades le han encontrado otros”usos”, al menos de aquí al 2016, año en que será utilizado como una de las sedes de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro.