Por: Raúl Garrido
La primera jornada de la MLS tenía un duelo atractivo, el de las dos nuevas franquicias de expansión: el Orlando City y el New York City, equipos que comandan y capitanean Kaká y David Villa. Dos exjugadores del Real Madrid y Barcelona, respectivamente.
Los dos jugadorazos se presentaron en el nuevo estadio del Orlando City, que reunió a 62 mil 510 fanáticos, en su mayoría del equipo local, todo pintaba para una fiesta cuando a falta de 15 minutos David Villa filtró el balón para Diskerud, quien marcó un golazo histórico, el primero en la casa del equipo de Florida. El estadio, pintaba en su totalidad de morado, quedó en silencio como un cementerio.
Cuando todo parecía que el New York City se regresaba a la gran manzana con los tres puntos, Kaká cobró un tiro libre apenas fuera del área con mucha fortuna, el balón golpeó a un jugador del NYCFC y el esférico salió al lado contrario de donde el portero se había lanzado. El empate llegaba al minuto 91 de juego y la afición estallaba de júbilo y alegría en las gradas.
Al final el empate fue lo más justo para los dos equipos por lo hecho en la cancha, tanto David Villa como Kaká fueron los motores de su equipo, jugador con mucha movilidad, buscando espacios, desmarcándose, filtrando pases para sus compañeros y aportando tanto en la ofensiva como en la defensiva. Sin duda este primer encuentro para las nuevas franquicias de la MLS no quedó a deber.